La fotografía de arriba en color real, tomada el 25 de marzo, muestr el cometa Hyakutake pasando bajo las estrellas de la Osa Mayor. Muchos entusiastas de la astronomía disfrutan ayudando a la gente de sus comunidades locales a ver el cometa. Tanto Jerry Bonnell como yo (RJN) de la APOD tenemos esas inclinaciones (tanto ahora como cuando vino el cometa Halley en 1986). Durante estas sesiones, se formulan muchas buenas preguntas y de vez en cuando se produce una situación hilarante.
Una vez fue con una niña pequeña. Ella esperó pacientemente su turno para mirar por el telescopio, aguantando con dificultad su excitación. Por último llegó su turno. «¿Ves el cometa?», pregunté. «¡Guau, guau, guau!», saltó ella. «¿Lo ves?» «No.»
Un niño pequeño parecía más inclinado hacia la destrucción. «Este telescopio parece una pistola grande», comentó. «En algunos aspectos, es incluso más poderoso que una pistola», le contesté, con esperanza de disparar su imaginación. «¿De verdad?», me dijo. «¿Podemos derribar el cometa?»
«¿Cómo de caro es el telescopio?» es una pregunta bastante frecuente. Pero una vez apareció un verdadero hombre de negocios y, probablemente sintiéndose particularmente próspero, preguntó «¿cuánto cuesta el cometa?»