Coloca un satélite en una órbita circular a unos 42.000 kilómetros desde el centro de la Tierra (36.000 kilómetros más o menos sobre la superficie) y orbitará una vez cada 24 horas. Debido a que coincide con el periodo de la rotación de la Tierra, es conocida como una órbita geosíncrona.
Si esa órbita se encuentra también en el plano del ecuador, el satélite colgará del cielo sobre una localización fija en una órbita geoestacionaria.
Tal y como predijo en los años 40 (del siglo XX) el futurista Arthur C. Clarke, las órbitas geoestacionarias son de uso común para los satélites de comunicaciones y meteorología, un escenario bien conocido ahora por los astrofotógrafos.
Imágenes profundas del cielo nocturno hechas con telescopios que siguen las estrellas pueden también captar satélites geoestacionarios destellando por la luz del Sol aún brillante lejos, sobre la superficie de la Tierra. Debido a que todos se mueven con la rotación de la Tierra contra el fondo de estrellas, los satélites dejan estelas que parecen seguir una autopista a través del paisaje celeste.
Por ejemplo, en esta amplia imagen de la región de Orión casi ecuatorial, fotogramas individuales fueron añadidos para crear una larga exposición de 10 minutos. Muestra las estrellas del cinturón de Orión y las nebulosas bien conocidas, junto con muchas estelas de 2,5 grados de satélites geoestacionarios.
Los fotogramas provienen de una ingeniosa película, que representa la autopista de satélites geoestacionarios.