¿Para qué sirve? Nadie sabía que hace 2.000 años existía la tecnología necesaria para construir un dispositivo semejante. El mecanismo de Anticitera, en la imagen, se considera hoy en día el primer ordenador. Hallado en el fondo del mar a bordo de un barco griego en descomposición, su complejidad dio lugar a décadas de estudio, y aún hoy es probable que algunas de sus funciones sigan siendo desconocidas. Sin embargo, las imágenes de rayos X del dispositivo han confirmado que una de las principales funciones de sus numerosas ruedas y engranajes, similares a los de un reloj, es crear un oratorio del cielo portátil, de accionamiento manual y centrado en la Tierra, que predice la ubicación futura de estrellas y planetas, así como los eclipses lunares y solares. Se muestra el núcleo corroído del engranaje más grande del mecanismo de Anticitera, de unos 13 centímetros, mientras que todo el mecanismo medía 33 centímetros de alto, por lo que su tamaño es similar al de un libro grande. Recientemente, el modelado informático moderno de los componentes que faltan está permitiendo crear una réplica más completa de esta sorprendente máquina antigua.