En las primeras horas matutinas del 30 de junio, unas nubes fantasmales revoloteaban en el este en esta vista del cielo cercano al amanecer en la Francia occidental.
Las nubes noctilucentes o aquellas que brillan por la noche suelen estar cerca del borde espacial , reflejando la luz del Sol a unos 80 kilómetros por encima de la superficie terrestre.
Normalmente localizadas por encima de los polos en verano, ahora se ven cada vez más frecuentemente lejos de los mismos, en este caso llegando a la latitud 48 grados norte donde se encontraba el fotógrafo.
Esta tendencia podría ser una señal reveladora de cambios globales en la atmósfera.
A unos 400.000 kilómetros de distancia, la luz de la Luna creciente brilla con fuerza, mientras que su cara nocturna es iluminada por la luz terrestre.
Por supuesto, que como un extra para los madrugradores de junio, esta vieja luna creciente estaba acompañada en el cielo por unas encantadoras Pléyades , un cúmulo de estrellas rodeado de nubes de polvo cósmica que brillan a unos 400 años luz de distancia.