Cada día, rocas provenientes del espacio se estrellan contra la Tierra. Sin embargo, a mayor la roca menor la frecuencia con que es golpeada la Tierra. Muchos kilogramos de polvo estelar llueven sobre la Tierra cada día. Pedazos mayores se ven inicialmente como brillantes meteoros.
Rocas del tamaño de una pelota de béisbol y bolas de hielo cruzan nuestra atmósfera diariamente, la mayoría reduciéndose rápidamente a nada por evaporación. Amenazas significativas representan rocas de unos 100 metros de diámetro, las cuales golpean la Tierra aproximadamente cada 1 000 años.
Un objeto de este tamaño, si cayera en el océano, provocaría ondas de marea con el potencial para devastar incluso costas bien alejadas. Una colisión con un asteroide masivo (de más de 1 km de diámetro) es un acontecimiento más raro, con una ocurrencia de cada varios millones de años, pero podría traer consecuencias verdaderamente globales.
Muchos asteroides todavía no han sido descubiertos. De hecho uno fue descubierto en 1998 en la forma del largo rastro azul en la foto de archivo mostrada, tomada por el Telescopio Espacial Hubble En junio de 2002 el pequeño asteroide 2002 MN, de 100 metros, fue descubierto hasta después que había pasado “zumbando” por la Tierra, transitando bien por dentro de la órbita de la Luna. El 2002 MN es el asteroide que ha pasado más cerca desde el 1994 XM1, mas no tan próximo como pasará el 2004 MN4 en el año 2029.
Una colisión con un gran asteroide no afectaría mucho la órbita de la Tierra, pero el polvo que se levantaría afectaría el clima de la Tierra.
Un resultado probable es la extinción global de muchas especies de seres vivos, posiblemente empequeñeciendo la extinción que está ocurriendo ahora mismo.