Rayos cósmicos en la Voyager 1
Lanzadas en 1977 para realizar un largo viaje por los planetas exteriores, la buena suerte hizo que las sondas gemelas Voyager...
La Voyager 1, lanzada en 1977, se encuentra a unas 12 horas luz o 90 unidades astronómicas (UA) de distancia del Sol, lo que convierte a esta nave en el embajador más lejano de la humanidad en el cosmos. Se piensa que la Voyager 1, que está mucho más allá de las órbitas de los planetas exteriores, está entrando en el espacio profundo cercano al límite de la heliosfera, la zona de influencia del campo magnético y viento solar. Los nuevos resultados de los instrumentos que todavía funcionan nos han proporcionado datos que están provocando el debate, porque indican que la nave estaría ya topándose con una banda de fluctuaciones conocida como «choque terminal» del viento solar. En la ilustración de arriba vemos el choque terminal en forma de burbuja, que se produce cuando el viento procedente del Sol se frena drásticamente y se va amontonando mientras se dirige hacia el ténue gas interestelar. Aún más lejos, más allá de la heliopausa, el viento solar y el gas interestelar comienzan a mezclarse, mientras que el movimiento de la heliosfera hacia el espacio interestelar crea un arco de choque, del mismo modo que una barca que avanza por el agua. Se estima que ambas naves, las Voyager 1 y 2 , tienen suficiente energía y combustible para funcionar hasta el año 2020. La nave continuará adentrándose en el espacio interestelar a razón de unas 3 UA por año.