Los cúmulos globulares dominaron una vez la Vía Láctea. En los viejos tiempos, cuando se formó nuestra galaxia, quizá miles de cúmulos globulares la surcaban. Hoy, quizá queden 200. Muchos de los cúmulos globulares fueron destruidos a lo largo de eones mediante repetidos encuentros fortuitos entre ellos o con el centro galáctico. Las reliquias supervivientes son más antiguas que cualquier fósil terrestre, más que cualquier otra estructura de nuestra galaxia y se acercan al mismo universo en edad bruta. En la Vía Láctea hay pocos cúmulos globulares jóvenes, si es que los hay, debido a que las condiciones no están maduras para que se formen más. Pero las cosas son diferentes en la puerta de al lado, en la vecina galaxia LMC. Lo que se representa arriba es un cúmulo globular «joven» que reside allí: NGC 1818. Algunas observaciones recientes muestran que se formó hace sólo unos 40 millones de años (ayer mismo, comparado con los 12 mil millones de años de edad de los cúmulos globulares de nuestra propia Vía Láctea).